En la mañana del domingo 24 de junio, Solemnidad del nacimiento de San Juan Bautista, el Obispo de Osma-Soria, Mons. Gerardo Melgar Viciosa, ha presidido la Santa Misa con la cual ha quedado oficialmente inaugurada la Misión diocesana «Despertar a la fe».
Los actos de apertura de la Misión comenzaron, no obstante, en la tarde del día anterior, sábado 23 de junio. Decenas de fieles participaron en la vigilia de oración, con exposición continua del Santísimo durante toda la noche, en la iglesia del Monasterio de Santo Domingo (Hnas. Clarisas) de Soria. El encuentro de oración comenzó a las ocho de la tarde y ha terminado con la bendición y reserva del Santísimo a las diez de la mañana del domingo 24. De este modo, durante toda la noche y por turnos de una hora, una continua riada de cristianos se han acercado hasta la iglesia del convento clariano para pedir a Dios por los frutos de la Misión diocesana: miembros de parroquias de la ciudad de Soria, de algunas parroquias del resto de la Diócesis, religiosos y religiosas, laicos pertenecientes a movimientos y nuevas realidades eclesiales, etc. rezaron durante más de once horas a Dios por el buen término del proyecto misionero que al día siguiente arrancaba oficialmente.
El acto cumbre de la apertura de la Misión ha tenido lugar este domingo desde las doce de la mañana en la Plaza Mayor de Soria. Allí, bajo un sol abrasador, cientos de fieles han participado en la Santa Misa que ha presidido el Obispo de Osma-Soria. Junto al prelado oxomense-soriano han concelebrado una veintena de sacerdotes, entre los que se encontraban los vicarios general, de pastoral y de patrimonio. La parte musical de la Santa Misa ha estado dirigida por un buen grupo de religiosas del Monasterio de la Conversión (Palencia), junto con algunos de los laicos estrechamente vinculados a su comunidad.
La Eucaristía ha finalizado en torno a la una y media de la tarde, habiéndose dado -de este modo- el inicial pistoletazo oficial a la Misión, proyecto misionero en el que la Diócesis viene trabajando en los últimos meses y que se prolongará durante los tres próximos Cursos pastorales. A las dos de la tarde, los miembros de la Comisión diocesana, junto al Obispo, las religiosas del coro musical y los laicos de su fraternidad, así como algunos sacerdotes que han trabajado intensamente para poder preparar todo lo necesario para este acto de apertura, han compartido una comida de fraternidad en un restaurante de la capital soriana.
La Misión en el Año de la fe
La Santa Sede hizo publicó el pasado 17 de octubre de 2011 una Carta Apostólica del Papa con la que Benedicto XVI convoca un «Año de la Fe» con motivo del 50 aniversario de la inauguración del Concilio Vaticano II, año que comenzará el 11 de octubre del 2012 y terminará el 24 de noviembre del 2013, solemnidad de Cristo Rey del Universo. Al comienzo de la Carta el Papa afirma que «la puerta de la fe (cf. Hch 14, 27), que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida» (n. 1).
Benedicto XVI invita a los fieles a «descubrir de nuevo el gusto de alimentarnos con la Palabra de Dios, transmitida fielmente por la Iglesia, y el Pan de la vida, ofrecido como sustento a todos los que son sus discípulos (cf. Jn 6, 51)» (n. 3). El Pontífice señala que el inicio del «Año de la Fe», el 11 de octubre del 2012, no sólo conmemorará los 50 años de la apertura del Concilio Vaticano II sino también el 20 aniversario de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica. Por ello, se señala, estos documentos serán el faro del nuevo esfuerzo misionero, que incluirá, en ese mismo mes de octubre del 2012, el Sínodo sobre la Nueva Evangelización a celebrarse en Roma.
En este contexto de la Carta Apostólica y del Año de la Fe tiene todo su sentido la Misión diocesana de la Diócesis de Osma-Soria que, bajo el lema «Despertar a la fe», abrió el pasado 8 de diciembre el Obispo diocesano, Mons. Gerardo Melgar Viciosa. Se trata de una iniciativa misionera que va a intentar poner a la Diócesis entera en estado de misión permanente, volviendo a proponer con renovado ardor el Evangelio a todos los que quieran abrir su corazón a la escucha del mismo.
Esta iniciativa pastoral, que tendrá una duración de tres años, hunde sus raíces en la preocupación del Obispo por la creciente descristianización de la sociedad soriana y en el deseo de secundar la llamada de los Papas a la nueva evangelización. En la Misión (que entronca en la misión de la Iglesia de llevar el amor de Dios a la humanidad) todos los fieles son corresponsables: se trata de implicar en distinto grado tanto a los que frecuentan la vida eclesial como a los que, por diversos motivos, se encuentran más alejados de ella.
Con palabras del Obispo diocesano, «pretendemos poner a toda nuestra Diócesis de Osma-Soria en actitud misionera ante la realidad de que nuestras gentes se van descristianizando más rápido y son muchos más los alejados de la fe, de la Comunidad eclesial y los indiferentes que los que viven su fe y tratan de hacerla realidad en sus vidas» (Decreto de convocatoria de la Misión).
La Comisión
Para dar cauce y coordinar las tareas que conlleva el proyecto misionero diocesano, Mons. Melgar Viciosa nombró una Comisión integrada por 17 miembros que ya lleva trabajando todo este Curso pastoral. 17 miembros en los que están representados todos los agentes de pastoral diocesanos pues hay -entre ellos- jóvenes, sacerdotes, religiosos, un matrimonio, etc. Su tarea consiste en proponer iniciativas para que la Misión diocesana pueda desplegarse de la mejor manera en las parroquias, comunidades religiosas y movimientos eclesiales.
¿Qué aporta de nuevo la Misión?
La Misión pretende poner a toda la Iglesia y a todos en la Iglesia en estado permanente de misión, con el objetivo de reproponer el núcleo esencial del Evangelio para despertar a la fe. Además, se hace en diálogo con el mundo en que vive la Iglesia, buscando interlocutores más que destinatarios, para compartir la experiencia de fe en el Señor Jesucristo, aportando a la sociedad la riqueza del Evangelio.
Este proyecto misionero diocesano se quiere realizar a todos los niveles de la Iglesia y no sólo a nivel parroquial o territorial, involucrando en él a las parroquias, los colegios, los monasterios, las congregaciones religiosas, los institutos seculares, los movimientos apostólicos y nuevas comunidades. Además, «Despertar a la fe» se da en un contexto cultural en que la novedad del Evangelio es la mejor aportación al desarrollo integral de la sociedad.
En resumen: se trata de confirmar, renovar y revitalizar la novedad del Evangelio arraigada en la historia soriana, desde un encuentro personal y comunitario con Jesucristo, que suscite discípulos y misioneros. Ello no depende tanto de grandes programas y estructuras, sino de hombres y mujeres nuevos que encarnen dicha tradición y novedad, como discípulos de Jesucristo y misioneros de su Reino.
Se debe recordar que la pastoral de la Iglesia no puede prescindir del contexto histórico donde viven sus miembros. Su vida acontece en contextos socioculturales bien concretos. Estas transformaciones sociales y culturales representan naturalmente nuevos desafíos para la Iglesia en su misión de construir el Reino de Dios. De allí nace la necesidad de una renovación eclesial, que implica reformas espirituales, pastorales y también institucionales.
¿Por qué la Misión ahora?
- Porque hay grandes transformaciones culturales y sociales que la Iglesia no puede vivir de manera pasiva y menos aún replegada. «Los cristianos no somos una hoja movida por el viento, ni gente que se limita a padecer los cambios socio-culturales, sino creyentes dispuestos a hacer cultura y a ser protagonistas de la historia». Dichas transformaciones culturales y sociales han originado un laicismo ambiental, que ha dejado su huella en muchos creyentes, trasformándolos con frecuencia en personas indiferentes en lo relativo a la fe en Dios y a la cultura religiosa.
- Porque la Iglesia en Osma-Soria quiere salir al encuentro de las personas, no con una actitud defensiva sino propositiva, convencidos de que el Espíritu del Señor dirige la historia y persuadidos, también, de que las crisis son fecundas cuando se afrontan con coraje para transformarlas en oportunidades.
- La Diócesis quiere responder al mandato de Cristo de ir y hacer discípulos (cf. Mt 28, 20) despertando a la Iglesia en Osma-Soria para un gran impulso misionero. No podemos desaprovechar esta hora de gracia. Necesitamos salir al encuentro de las personas, las familias, las comunidades y los pueblos para comunicarles y compartir el don del encuentro con Cristo. No podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en nuestros templos, sino que urge acudir en todas las direcciones para proclamar a Cristo vivo.
Etapas de la Misión diocesana
1ª etapa: que ha concluido este 24 de junio. Ha sido un tiempo de sensibilización «ad intra» (parroquias, colegios, movimientos, etc.) y «ad extra» (hacia los que no frecuentan la vida eclesial a través de campañas publicitarias, medios de comunicación, publicaciones, etc.)
2ª etapa: Se trata de formar evangelizadores para dar comienzo a la Misión propiamente dicha
A. Impulsar el reencantamiento y conversión de los agentes de pastoral
Éste es un tiempo adecuado para formar a los evangelizadores de la Misión diocesana, no sólo en el arte de visitar las casas para proponer el Evangelio, sino también en una propuesta de Lectio divina en sus cuatro pasos -escucha, reflexión, actualización, oración-, en orden a la conversión y al descubrimiento de la necesidad de ser misioneros como consecuencia lógica del discipulado. Se propone la siguiente cadencia: la parábola del Sembrador (la Palabra), los discípulos de Emaús (la Eucaristía) y el Buen Samaritano (la Caridad), por expresar las tres dimensiones esenciales de la Iglesia.
Algunas acciones:
- Realización de jornadas, retiros, encuentros eclesiales de sacerdotes, religiosos y laicos para profundizar en nuestra común vocación de discípulos y misioneros.
- Elaboración por parte de la Comisión para la Misión de los trípticos, cuestionarios, temas y demás materiales necesarios para realizar la misión en parroquias y en otros ámbitos.
Duración: desde octubre de 2012 a febrero de 2013.
B. Comienzo de la realización de la Misión propiamente dicha
Algunas acciones:
- Oración continuada en las parroquias.
- Elaboración por parte de la Comisión para la Misión con cada UAP del itinerario a seguir en su puesta en marcha y realización.
- Visita a las casas y entrega y recogida de un cuestionario en el que recoger el sentir de los sorianos de lo que piden a la Iglesia, de cómo ven a la Iglesia, de sus gozos y esperanzas, etc.
- Celebraciones con los evangelizadores.
Duración: Cuaresma y Pascua hasta Pentecostés de 2013.
3ª etapa: Misión, propiamente dicha (desde noviembre de 2013 a marzo de 2014)