En el contexto de celebración del Día internacional por el Trabajo decente, Mons. Abilio Martínez Varea, obispo de Osma-Soria y responsable de la Pastoral del Trabajo de la Conferencia episcopal española, impartió una conferencia titulada “Iglesia y trabajo decente. Un camino juntos” en el Casino Círculo Amistad Numancia de Soria a las 19.30h.
La conferencia se dividió en dos partes. Una primera parte en la que realizó un análisis del contexto social y eclesial en el que surge y se desarrolla la pastoral del Trabajo y una segunda parte en la que explica el origen, sentido y recorrido de la denominada Plataforma ‘Iglesia por el Trabajo decente’.
Comenzó con una afirmación previa: “La pastoral del trabajo está absolutamente integrada en la pastoral de la Conferencia episcopal española. Desde hace unos años ya forma parte de su programación y la encontramos dentro de sus planes pastorales generales”.
Primera parte:
En esta primera parte hizo referencia a dos documentos de la CEE:
Un primer documento:
-“El Dios fiel mantiene su alianza” Dt 7, 9. Instrumento de trabajo pastoral sobre persona, familia y sociedad ofrecido a la Iglesia y la sociedad española desde la fe en Dios y la perspectiva del bien común: documento que parte de la premisa de que la persona ha de ser considerada no de forma parcial sino integral y que ante la pregunta de qué es la persona, encontramos que:
- La persona es ‘ser’
- La persona es ‘amar’
- La persona es ‘tiempo’
Pero la persona también es ‘hacer’: (afirmando en este punto que el trabajo es un elemento fundamental que integra a la persona).
Un segundo documento:
–Fieles al envío misionero. Aproximación al contexto actual y marco eclesial; orientaciones pastorales y líneas de acción para la Conferencia Episcopal Española (2021-2025): que aborda las acciones y criterios que afectan directamente a la pastoral del Trabajo. En el que se propone, tanto a nivel nacional como diocesano:
1º Que haya un acompañamiento de los trabajadores pobres, precarios y descartados.
2º Acompañar a la plataforma ‘Iglesia por el Trabajo decente’ (que es una plataforma que no está integrada en la pastoral del Trabajo).
3º Promover la formación en la Doctrina social de la Iglesia.
A ello siguió una exposición de lo que desde la Comisión de pastoral del Trabajo de la CEE se ha propuesto realizar:
1º Coordinar y apoyar a las delegaciones diocesanas de pastoral del Trabajo. Y promover que haya en todas las diócesis al menos una persona responsable de esta área.
2º Apoyar a los movimientos especializados en la evangelización del mundo obrero.
3º Hacer una reflexión y llevarla a la sociedad sobre la salud en el trabajo o siniestralidad laboral. Punto que enlaza con el lema que este año propone Iglesia por un trabajo decente: “Un trabajo decente tiene que ser un trabajo saludable”.
A este respecto, hizo referencia a un documento que fue presentado por él mismo el pasado18 de abril en Madrid, en la Plenaria de la CEE, sobre la importancia de la salud laboral, titulado: “Un trabajo que cuida, contribuye a la restauración de la plena dignidad humana”.
También recordó las Jornadas de Pastoral del Trabajo que suelen realizarse en Ávila y que reúnen cada año a las delegaciones, movimientos, hermandades y demás entidades eclesiales que se ocupan del trabajo.
Segunda parte:
En la segunda parte de la conferencia se refirió a la plataforma ‘Iglesia por el Trabajo decente’.
Esta iniciativa hunde sus raíces en 1994, año de publicación del documento “Pastoral obrera de toda la Iglesia”, documento que fue clave para el nacimiento de la plataforma y para el inicio de la pastoral del trabajo en las diócesis.
Este documento subrayaba que:
- La evangelización del mundo obrero ha de ser asumida por toda la Iglesia.
- Pero, al mismo tiempo, es una pastoral específica para la que se precisa una preparación.
La plataforma ‘Iglesia por el Trabajo decente’ es una iniciativa eclesial, concreta, para hacerse presente en el mundo del trabajo.
Después, en 1999, la Organización internacional del trabajo (OIT) presentaba la necesidad del trabajo decente. Y la Iglesia se sumó a través de la plataforma. Más tarde, en 2014, se consiguió que la exigencia del ‘trabajo decente’ fuera uno de los objetivos de desarrollo del milenio en la Agenda 2030. El objetivo 8, específicamente.
El 5 de mayo de 2015 tuvo lugar un acto público de declaración de la Iglesia por el Trabajo decente, en el que Cáritas, Confer, HOAC, Justicia y Paz, JEC y JOC se comprometían para coordinarse y sensibilizar por el trabajo decente hacia dentro, es decir, en la organizaciones de la Iglesia, pero también en la Iglesia en general y en la sociedad.
En cuanto a las palabras de los sucesivos Papas respecto a este tema:
En el año 2000 el Papa Juan Pablo II, el 1 de mayo lanzó un llamamiento para la creación de una coalición mundial para el trabajo decente, dando así un fuerte apoyo moral a este objetivo.
Benedicto XVI en el nº 63 de Caritas in veritatis reforzaba esa idea inicial de su predecesor con la siguiente definición del lo que se llama “trabajo decente”:
“La palabra decente aplicada al trabajo significa: un trabajo que en cualquier sociedad sea expresión de la divinidad esencial de todo hombre o mujer, un trabajo libremente elegido, que asocie efectivamente a los trabajadores, hombres y mujeres, al desarrollo de su comunidad, un trabajo que de este modo haga que los trabajadores sean respetados, evitando toda discriminación, un trabajo que permita satisfacer las necesidades de la familia, y escolarizar a los hijos sin que se vean motivados a trabajar, un trabajo que consienta a los trabajadores organizarse libremente y hacer oír su voz, un trabajo que deje espacio para reencontrarse adecuadamente con las propias raíces en el ámbito personal, familiar y espiritual, un trabajo que asegure una condición digna a los trabajadores que llegan a la jubilación”.
EL Papa Francisco habla constantemente de este tema, en Evangelii Gaudium, en el nº 162 de Fratelli Tutti y en Laudato Si, donde llega a afirmar que “la vida digna sólo es posible a través del trabajo humano”.
Concluye la conferencia con una cita del nº 162 de Fratelli tutti:
“En una sociedad realmente desarrollada el trabajo es una dimensión irrenunciable de la vida social, ya que no sólo es un modo de ganarse el pan, sino también un cauce para el crecimiento personal, para establecer relaciones sanas, para expresarse a sí mismo, para compartir dones, para sentirse corresponsable en el perfeccionamiento del mundo, y en definitiva para vivir como pueblo” (FT 162).