San Faustino y el Colegio Calasancio de Almazán

La reciente Canonización en Roma de San Faustino Míguez, Escolapio y Fundador del Instituto Calasancio Hijas de la Divina Pastora, ha significado el reconocimiento público de la Santa Madre Iglesia de la santidad de un hijo suyo, un inmenso gozo tanto para sus hijas, las Religiosas Calasancias, como para los Padres Escolapios, sus hermanos, ambas instituciones educativas presentes en nuestra Diócesis. El entusiasmo ha sido compartido por todos los que, de alguna forma, están vinculados a la familia calasancia, especialmente miembros de nuestras comunidades educativas, amigos y cuantos se sientes vinculados al carisma calasancio con el lema “Piedad y letras”.

El Instituto Calasancio nace en la Iglesia por la entrega de este sacerdote escolapio que, movido por el Espíritu Santo, con una mirada abierta y generosa, siente la urgencia de dar respuesta a las necesidades de los hombres en un servicio incondicional de caridad.

Su fidelidad en el amor en su consagración religiosa le lleva a una plena dedicación a los pequeños y a los necesitados para liberarlos de la ignorancia y de la enfermedad. Desde esa sensibilidad percibe también la necesidad de formación  y promoción de la mujer.

Era el año 1950 cuando se hacían presentes en Almazán las primeras religiosas para hacer realidad, en esta histórica Villa, el deseo de San Faustino: “Buscar almas y encaminarlas a Dios por todos los medios de la caridad”. Desde entonces, muchas generaciones de educadores han puesto lo mejor de sí mismos para educar a niños y jóvenes desde el carisma calasancio. Hoy día el Colegio Calasancio de Almazán sigue queriendo ser fiel al sueño de San Faustino, acogiendo con amor a cada niño, a cada joven y apostando cada día por ellos, sabiendo, como decía San Faustino, que “el niño encierra en sus pocos años el porvenir de su vida entera”. En esta sublime misión, el educador calasancio quiere también hacer realidad el mandato del reciente nuevo santo a las primeras religiosas: “Estudien y trabajen por saber lo más exquisito y aventajado de su profesión”. Por ello se apuesta por la formación permanente como medio para una mayor fidelidad en la misión de evangelizar educando.

La Canonización de San Faustino, su santidad, es un regalo para todos cuantos participamos del carisma calasancio y un modelo de vida en el  seguimiento de Jesús.

Comparte esta noticia
Facebook
X.com
LinkedIn
WhatsApp
Email