En Semana Santa las cofradías penitenciales alcanzan su momento álgido, tanto en actividad como en protagonismo. Las calles de nuestros pueblos y ciudades se llenan de pasos procesionales y de cofrades que los acompañan, y un punto de reflexión se suscita en muchos de aquellos que contemplan el discurrir de las comitivas. Las cofradías, con sus procesiones, desarrollan, sin duda, una importante tarea evangelizadora, ya que muestran en la calle, y acercan al pueblo, los misterios de la Pasión y Muerte de Jesucristo, culminados en el triunfo de la Resurrección. La autorizada voz del cofrade sevillano y periodista Carlos Colón deja bien a las claras la trascendencia de esta labor cuando dice: «Las imágenes son la Palabra de Dios esculpida y la cofradía en procesión es la predicación en la calle».
En nuestra Diócesis las distintas hermandades llevan años esmerándose en la mejora de sus actos procesionales. Es un hecho palpable el avance en los aspectos organizativos y estéticos que permite ver en toda nuestra geografía provincial cuidadas manifestaciones de fe; esta es una de las facetas fundamentales de la razón de ser de las cofradías. Pero no podemos olvidar que hay otros campos que también forman parte de la esencia de las mismas: nos referimos al crecimiento espiritual de sus miembros y al desarrollo de acciones sociales y asistenciales; dos facetas que se encuentran profundamente interrelacionadas ya que por medio de una se puede llegar a la otra, y viceversa.
Será prestando mayor atención a estas cuestiones como las cofradías se revitalizarán de forma auténtica y definitiva. En esa labor pretende la Delegación episcopal ayudar y colaborar con las distintas hermandades y, en coordinación con ellas, dar los pasos necesarios para alcanzar estos objetivos. Las cofradías son conscientes de ello, trabajan en esta línea más de lo que pensamos, y podemos afirmar que se están llevando a cabo iniciativas que, sin duda, serán muy fructíferas. Varias hermandades están organizando en estos últimos años actividades con fines solidarios e igualmente se pretende atender la formación de los cofrades, proporcionándoles elementos para adquirir una «cultura religiosa» basada en su realidad cofrade.
Para ello, recientemente, desde la Delegación hemos editado un pequeño díptico bajo el título «¿Qué es ser cofrade?», que procura transmitir un mensaje sencillo y directo sobre el verdadero significado de la pertenencia a una cofradía desde el punto de vista religioso. En el futuro se pretende ir aumentando los conocimientos sobre el sentido de los actos que realizan las hermandades, con la esperanza e intención de que todo ello ayude en la labor de revitalización y dinamización cristiana de estas asociaciones de fieles, que están llamadas a tener un destacado papel dentro de la Iglesia. Estoy seguro de que con perseverancia, interés, tesón y, evidentemente, con la ayuda de Dios lo conseguiremos entre todos.