La Diócesis celebra al Beato Juan de Palafox

La Diócesis celebró la fiesta del Beato Juan de Palafox y Mendoza; lo hizo en la tarde del lunes 6 de octubre, memoria litúrgica de este Obispo beatificado en la Villa Episcopal el 5 de junio de 2011.
A las 19.30h. los fieles rezaron el Santo Rosario en la iglesia parroquial de El Carmen de El Burgo de Osma, meditando cada misterio con textos escritos por el beato; a continuación, partía la procesión con una imagen de Palafox hasta la S. I. Catedral donde, a las 20 h., el Administrador Diocesano, Gabriel Ángel Rodríguez Millán, presidió la Santa Misa. En su homilía, presentó una reflexión agradecida y actual sobre la figura del obispo y pastor; subrayó que no se trata de recordar una reliquia del pasado, sino de reconocer en Palafox a un hermano en la fe que sigue alentando el camino de los creyentes, y destacó su testimonio de entrega total, su rectitud en el servicio público y su amor a la justicia.
También, resaltó el significado especial de celebrar la fiesta en la catedral de El Burgo de Osma, donde descansan sus restos y donde fue proclamado beato. Desde ese lugar, su ejemplo sigue siendo una llamada a la fidelidad, al servicio y a la santidad.
A la luz de las lecturas litúrgicas, el Administrador comparó el modo de anunciar el Evangelio descrito por san Pablo con la vida del beato: un ministerio ejercido con sinceridad, entrega y ternura pastoral. En el Evangelio (“Permaneced en mi amor”) se encuentra la clave de la fecundidad espiritual de Palafox, quien permaneció fiel al amor de Cristo incluso en medio de dificultades, encontrando en él la fuerza y la libertad para servir.
Finalmente, el Administrador diocesano invitó a los fieles a dejarse interpelar por su ejemplo, recordando que la santidad no es un ideal remoto, sino una fidelidad cotidiana y concreta. En contraste con un mundo que busca poder y éxito, la vida de Palafox proclama que “solo Cristo basta”. En una Iglesia llamada a la conversión pastoral, su testimonio anima a servir con alegría y a anunciar el Evangelio con autenticidad. Concluyó con una invitación a la comunión eucarística, fuente de la misma fidelidad que sostuvo al beato, para que los creyentes puedan, como él, ser testigos alegres del amor de Cristo.
Al finalizar la celebración, los fieles pudieron venerar la reliquia del beato, cuyo cuerpo se conserva en la capilla de la Inmaculada de la S. I. Catedral.

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