Mons. Gerardo Melgar Viciosa, Obispo de Osma-Soria, junto a la Delegación episcopal de familia y vida, han convocado a todos los matrimonios cristianos de la Diócesis a la celebración de una Jornada en la que se renovarán los compromisos que los esposos se comprometieron a vivir el día de su boda. Así se hará en el marco de la Santa Misa que el prelado oxomense-soriano presidirá el Domingo 28 de abril en la Parroquia de El Salvador (Soria), a las 12.30 h.
Aquellos matrimonios que lo deseen, podrán asistir vestidos con su traje de boda (o con un traje de fiesta); igualmente, podrán acudir con el coche adornado como el día de su enlace matrimonial. Todo ello destinado a manifestar en la calle que el matrimonio cristiano no es algo anormal ni minoritario sino una realidad natural, normal, mayoritaria y de gracia en nuestra sociedad soriana. Al finalizar la celebración, los asistentes compartirán la comida en la que participarán los matrimonios y los familiares que lo deseen.
La Jornada ha sido entroncada dentro de la Misión diocesana «Despertar a la fe», uno de cuyos objetivos es sacar la fe a la calle, de tal manera que la vida y el testimonio de los creyentes susciten interrogantes en los que deambulan por las mismas y que no se hacen presentes en la vida eclesial. Además, con esta celebración, Mons. Melgar Viciosa quiere «que los propios matrimonios cristianos valoren la realidad de su matrimonio expresando el gozo de vivirlo desde la fe para que el testimonio de su vivencia ayude a valorarlo a los que no lo aprecian suficientemente».
En opinión del Obispo de Osma-Soria, «el matrimonio entre un hombre y una mujer, y especialmente el matrimonio cristiano, como Sacramento, ha ido perdiendo valor y prestigio entre nuestras gentes, pese a su belleza y riqueza como base de la familia y de toda la sociedad». Esta situación se ha visto agravada en España, donde «vivimos un momento muy delicado, sobre todo desde la sentencia del Tribunal Constitucional del 6 de noviembre de 2012 que equipara en derechos y dignidad la unión entre personas del mismo sexo con el matrimonio constituido por un hombre y una mujer, única realidad que podemos llamar así aunque la Ley y los Tribunales (ignorando el Derecho natural) se empeñen en lo contrario». En este sentido, el Obispo diocesano manifiesta su disconformidad porque, «como consecuencia de dicha equiparación, los contrayentes han perdido el derecho de ser llamados esposo y esposa, y han pasado a llamarse cónyuge A y cónyuge B; igualmente, los niños ya no tienen legalmente el derecho a tener un padre y una madre sino un progenitor A y un progenitor B«. Y es que, Mons. Melgar Viciosa cree que «la equiparación de derechos entre todo tipo de uniones, también las de hecho, y la facilidad para romper el matrimonio mediante el divorcio fácil (llamado «divorcio exprés») lleva consigo que el matrimonio en sí no se valore, haciendo que muchas parejas opten por vivir juntos sin más, sin ningún tipo de vínculo ni de obligación» y defiende que el matrimonio cristiano no sea visto «como algo del pasado y trasnochado».
Ante la situación descrita por el prelado, «francamente grave, que nos entristece y nos preocupa», Mons. Melgar Viciosa invita a la Diócesis a la esperanza y al trabajo pastoral «expresando públicamente la belleza del matrimonio cristiano y animando a que los esposos y esposas, con sus familias, manifiesten la riqueza de su relación y la fidelidad a los compromisos que adquirieron libremente el día de su boda». Y recuerda: «no vamos contra nadie; expresamos lo maravilloso que es un matrimonio entre un hombre y una mujer, abierto por naturaleza a la vida, y lleno de la gracia sacramental, de la presencia única de Dios, en el corazón de esos esposos y de su hogar».