El 2 de febrero, festividad de la Presentación del Señor, se celebró la Jornada Mundial de la Vida Consagrada con el lema: "La vida consagrada, parábola de fraternidad en un mundo herido".
El objetivo de esta jornada es ayudar a toda la Iglesia a valorar cada vez más el testimonio de quienes han elegido seguir a Cristo de cerca y dedicar su vida a Él.
Los obispos de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada han hecho público un mensaje con motivo de esta jornada, mensaje que destaca la fragilidad de ‘un mundo herido’, una realidad constatable continuamente a lo largo de la historia de la humanidad que estamos padeciendo de manera muy evidente en el momento presente.
La celebración en nuestra Diócesis de Osma-Soria consistió en una misa en la que participaron miembros de prácticamente todas las comunidades religiosas presentes en la Diócesis. Tuvo lugar en la capilla de las Nazarenas en Soria, cumpliendo las medidas de restricción de aforo impuestas por la Junta de Castilla y León, a las seis de la tarde, con la presencia del Obispo de Osma-Soria, Mons. Abilio Martínez Varea. En su homilía, el Sr. Obispo se detuvo en el doble mensaje del lema de este año. En primer lugar, reflexionó sobre ‘la vida consagrada, parábola de fraternidad’, la vida consagrada como una realidad humana que, a modo de ejemplo, nos enseña qué es el reino de Dios: “La vida en fraternidad, en comunión, la continua búsqueda de la unidad por parte de las comunidades de vida consagrada es un testimonio esencial para que el mundo crea en el Señor”. Y en segundo lugar destacó D. Abilio la gran labor que, a través de sus diversos carismas, estos hombres y mujeres consagrados al Señor hacen cada día por aliviar el dolor de este ‘mundo herido’, ahora de forma aún más patente a causa de la pandemia: “Su esfuerzo, con la misma entrega de siempre, para cuidar a los enfermos y ancianos, su labor en el campo de la educación, de la atención a los pobres y el constante anuncio del evangelio y la atención espiritual…Por todo ello son bálsamo y medicina en el día de hoy”.
Fue una celebración sencilla e íntima, durante la cual los miembros de las comunidades religiosas presentes pudieron renovar su consagración. Esa consagración al Señor por la cual viven cada momento de su vida como servicio y entrega, en pobreza, castidad y obediencia.
A continuación se puede ver un bonito vídeo preparado para esta ocasión por la Comisión episcopal para la vida consagrada de la Conferencia episcopal española: