El pasado día 5 de junio la Diócesis de Osma-Soria vivió un día histórico y entrañable. Histórico porque es la primera vez que tiene lugar en esta Diócesis un acontecimiento de tal envergadura con la presencia del Legado papal presidiendo una celebración de beatificación, y entrañable porque lo es la figura del protagonista, el beato Juan de Palafox y Mendoza, en palabras del Papa «hombre de vasta cultura y profunda espiritualidad, gran reformador, Pastor incansable y defensor de los indios».
Los cristianos de la Diócesis de Osma-Soria llevaban mucho tiempo esperando que llegara este momento de la elevación a los altares del Venerable Palafox, y por fin pueden agradecer a Dios y al Santo Padre su elevación a los altares. Este Obispo murió con fama de santidad y en seguida se abrió su proceso de beatificación; circunstancias que no vienen al caso hicieron que se ralentizara la causa convirtiéndose por este motivo en uno de los procesos más largos en la historia de la Iglesia.
Poco se puede decir de Palafox que no haya sido ya ponderado. Personalmente, me quedo con su fortaleza interior que le hizo capaz de abrazar con generosidad cuantas dificultades se presentaron en su vida, y el tesón que empleó en llevar adelante lo que consideraba justo, prescindiendo de las componendas civiles y eclesiásticas. En resumidas cuentas, fue una persona coherente con sus principios y un Obispo cabal y valiente que en ningún momento consideró que su carrera debía estar por encima de la paz de su conciencia.
Con el rito de la beatificación hemos llegado a la meta de un camino largo y tortuoso que comenzó en 1666 con la introducción del proceso. Pero, al mismo tiempo, este evento eclesial de primer orden es también el punto de partida para que el conocimiento y la devoción hacia este santo Obispo crezcan entre el pueblo cristiano. Con este objetivo, se ha erigido recientemente una Asociación de carácter civil (Asociación de amigos Juan de Palafox y Mendoza) que tiene como objetivo preservar y dar a conocer el legado del nuevo beato.
Casi cuarenta obispos, alrededor de doscientos sacerdotes y en torno a tres mil personas, pudimos vivir un momento eclesial y espiritual de primera magnitud. Se veía en la cara de cuantos participaron la emoción contenida por el espectáculo de sobria belleza de una celebración cuidada hasta sus últimos detalles gracias a la colaboración de muchas personas que prestaron su tiempo, sus ideas e intuiciones para que todos los que viajaron hasta El Burgo de Osma se sintieran acogidos.
En efecto, han sido muchas las personas que se han involucrado en la beatificación de Palafox. Todo comenzó hace ya más de un año cuando el 27 de marzo de 2010 el Papa autorizó la beatificación del Venerable. En ese momento, el Sr. Obispo D. Gerardo Melgar creó una Comisión que a lo largo de varios meses ha estado trabajando intensamente en muchas iniciativas tendentes todas a ellas a que la figura de Palafox fuera más y mejor conocida entre los sorianos. A esto hay que añadir todo lo relacionado con la preparación de la ceremonia misma que ha implicado, como he dicho anteriormente, a muchas personas en los aspectos más variados de un evento de este tipo: voluntarios, acondicionamiento de la Catedral, servicio de gestión de invitaciones, cuestiones de protocolo, retransmisión televisiva y relación con los medios, aspectos más técnicos…
Me gustaría con estas pocas líneas agradecer muy sinceramente el trabajo realizado por todos aquellos que de una u otra forma, y a lo largo de estos últimos meses y semanas, se han volcado en la preparación de este acontecimiento eclesial del que seguro guardaremos todos un encendido recuerdo.
Gracias, sobre todo, a los miembros de la Comisión Palafox que, nombrada por el Sr. Obispo en los primeros momentos, ha llevado la carga de idear y llevar a término las distintas iniciativas tendentes a difundir la figura y el mensaje del beato Palafox. Quiero poner en evidencia la generosidad y el entusiasmo que todos han puesto en sacar adelante cuanto en las sesiones de trabajo se iba poco a poco ideando.
Gracias a los sacerdotes de la Diócesis y demás agentes de pastoral por haber colaborado con la Comisión en presentar tempestivamente las distintas iniciativas culturales que se han desplegado a lo largo y ancho de la Diócesis.
Gracias a los que han aportado sus ideas en la elaboración de los distintos materiales y a quienes han asumido cargas comprometidas: pienso ahora en el libro oficial, en el cómic, en los materiales para la catequesis y la clase de religión, en los ponentes de las Jornadas culturales en honor del nuevo beato, en los colaboradores del número monográfico de la Revista de Soria que acaba de salir a las librerías, en los miembros de las corales provinciales con motivo del memorable concierto en honor del beato celebrado el pasado 4 de marzo en la Iglesia de El Salvador de Soria, etc…
Gracias a quienes han colaborado económicamente para que todo pudiera salir adelante. Como instituciones no puedo dejar de nombrar a la Diputación de Soria y al Ayuntamiento de El Burgo de Osma, a Caja España-Caja Duero, al Banco Santander, al Banco Popular, pero también y sobre todo a los muchos donantes particulares que con sus aportaciones, muchas de ellas anónimas, han hecho otra vez el milagro de la multiplicación de los panes y los peces…
Gracias a los medios de comunicación, principalmente a los provinciales, que se han hecho eco con verdadero interés de las iniciativas que la Comisión Palafox ha ido desplegando a lo largo del año. Un agradecimiento especial a los más de veinte medios acreditados que cubrieron la ceremonia de beatificación y que dieron cumplida cuenta de cuanto sucedió en una jornada que seguro recordarán siempre también desde el punto de vista profesional.
Gracias especialísimas a quienes de una forma bien concreta han ayudado a organizar todo lo relativo a la celebración del pasado 5 de junio: la guardia civil, la policía local y nacional, los servicios de Cruz roja, pero también a los voluntarios que organizaron el «tráfico» en los accesos a la catedral y en su interior, a los seminaristas que en los días previos echaron una mano inestimable en la disposición del templo, a los seminaristas mayores de Burgos, a las dos corales de la villa burgense, Coral «Federico Olmeda» y Orfeón «Hilarión Eslava», a la Banda municipal de El Burgo, a todos aquellos que cuidaron los mil detalles que una celebración de este calibre lleva consigo y cuyo trabajo muchas veces ni siquiera se nota, pero está y contribuye y mucho a que todo lo demás funcione.
Rendidas gracias a D. Teófilo Portillo Capilla, durante los últimos años Vicepostulador de la causa del Venerable Palafox, y que de forma discreta ha contribuido como pocos a llevar a feliz término el proceso. Enamorado de la gigantesca figura del nuevo beato, le ha dedicado infinitas horas de trabajo y reflexión en el silencio de su cuarto de trabajo de la Residencia de San José de El Burgo de Osma.
La beatificación de Palafox es un acontecimiento sobre todo espiritual y todos estamos llamados a vivirlo como acción de gracias a Dios y como una invitación a imitar hoy sus virtudes, el apostolado y el testimonio de fe que nos ha dejado. Hombre de una exquisita sensibilidad humana y espiritual, supo condolerse de los graves problemas que afectaban a los más menesterosos con quienes compartió su estilo de vida. A propósito de las dificultades que siempre tuvo que afrontar el Obispo Palafox, debe reconocerse que sus recias convicciones personales, su excelente formación académica, su vasta erudición, su trato cordial y sencillo con todos, su intensa vida de oración y su probada caridad sacerdotal le permitieron superar cuantos escollos encontró en su camino.
Desde su muerte hasta ahora, muchísimas personas han confiado a Palafox sus oraciones e intenciones y se han sentido amparadas por él. Con la beatificación, toda la Iglesia le invocará como intercesor.
«Con razón, el Santo Padre Benedicto XVI en su carta apostólica esboza el retrato espiritual de nuestro Beato, definiéndolo como coherente anunciador del Evangelio, celoso pastor al servicio de la grey encomendada, valiente defensor de la Iglesia. Obispos, sacerdotes y fieles, todos somos invitados desde el ejemplo de este nuevo Beato a ser también nosotros testigos y heraldos creíbles del Evangelio en el mundo contemporáneo con nuestras palabras, nuestras buenas obras y con la coherencia de nuestro ejemplo» (Cardenal Angelo Amato, Homilía en la beatificación).
Gabriel-Ángel Rodríguez
Vicario General
Presidente de la Comisión Palafox