Cruz Pro Ecclesia et Pontifice

Dos laicos de nuestra Diócesis de Osma-Soria, Emiliano Borobio García y Darío Muñoz Tejedor, han recibido de manos del obispo la cruz Pro Ecclesia et Pontifice. Es una de las más altas distinciones que la Santa Sede otorga a laicos y religiosos y reconoce servicios distinguidos prestados a la Iglesia católica y al Romano Pontífice. La medalla suele concederse a personas que han colaborado de modo excepcional en la vida diocesana, parroquial, educativa, caritativa o cultural.

Emiliano y Darío recibieron la distinción en un acto sencillo pero sentido haciendo gala de como ha sido su servicio a la Iglesia durante todos estos años. La Pro Ecclesia et Pontifice fue instituida por el papa León XIII en 1888 con ocasión de su jubileo sacerdotal y en 1898 se convirtió en una condecoración estable de la Santa Sede. En latín significa “Por la Iglesia y el Papa”, se presenta como una cruz dorada, esmaltada en blanco, con las imágenes de San Pedro y San Pablo en el anverso y en el reverso figura el nombre del Papa que la concede. Se lleva con cinta de color amarillo y blanco (los colores vaticanos). La concesión de la distinción viene directamente el Papa, a propuesta de obispos u otros superiores eclesiásticos. Se considera un signo de reconocimiento público de fidelidad y servicio. Tiene un carácter pastoral y agradecido a la entrega cotidiana.

 

Darío Muñoz Tejedor

Darío Muñoz Tejedor nació en Reznos, en una familia de hondas raíces cristianas; siendo niño ingresó en el Seminario diocesano de Tarazona, donde cursó estudios de Humanidades, Filosofía y algún año de Teología. Posteriormente estudió medicina en Zaragoza y más tarde hizo la especialidad en cardiología en Inglaterra. En esa época contrajo matrimonio canónico con Rosa Siscart Sabaté, formando juntos una familia de fuertes convicciones cristianas, de la que nacieron cuatro hijos, a los que se esforzaron en educar en la fe.

Humanamente, Darío es una persona sencilla y muy austera en su forma de vida. Muy trabajador, honesto y honrado, afable en el trato, preocupado por las personas y con gran tesón y constancia.

En el ejercicio de su profesión como médico, además de ser un excelente profesional, experto en su campo y competente, ha destacado por su cercanía a las personas, por su sencillez de trato, por su esfuerzo en mejorar la atención y el servicio médico en los hospitales y por estar atento a los problemas concretos y circunstancias personales de los enfermos y sus familias.

Como cristiano, Darío se ha mostrado siempre preocupado por testimoniar su fe, sin ocultar nunca su condición de creyente. Mientras las fuerzas y las circunstancias personales y familiares se lo han permitido, su compromiso en las tareas pastorales de su parroquia ha sido total, participando y colaborando en múltiples tareas parroquiales, sobre todo en la catequesis de adolescentes y jóvenes y en las celebraciones litúrgicas, siendo un referente en la parroquia. Junto a su esposa, ha colaborado también muy activamente en los cursillos prematrimoniales, tanto en la parroquia como en el arciprestazgo.

En los últimos años ha trabajado con ilusión por introducir, promover y animar en la diócesis los “Talleres de oración y vida”, fundados por el P. Ignacio Larrañaga. Actualmente, ya entrado en años, ha hecho opción por dedicarse en cuerpo y alma al cuidado de su esposa, enferma de Alzheimer, una labor que lleva a cabo con amor, delicadeza y esmero.

 

Emiliano Borobio García

Emiliano Borobio García nació en Mazalvete en febrero de 1942. Licenciado en Derecho, en 1966 aprobó las oposiciones al Cuerpo de contadores del Estado, incorporándose en el mes de mayo en la Intervención de la Delegación de hacienda de Barcelona. Dos años después, obtuvo el traslado a la Delegación de Soria, donde desarrolló el resto de su carrera profesional hasta su jubilación en el año 2012. Durante muchos años fue también profesor de hacienda pública y derecho financiero y tributario en el Centro asociado de la Universidad nacional de educación a distancia de Soria, formando en estas materias a varias generaciones de alumnos.

Hombre de familia, ha entregado su vida, junto a su esposa Ana Mari, a criar y educar a sus cinco hijos. Ha destacado siempre por su saber estar, su gran profesionalidad y su hondura de pensamiento y conocimientos. Convirtió su labor en referente y modelo allí por donde pasaba, y a él mismo en inexcusable fuente de consulta. Persona paciente, destaca en él su saber escuchar y su trato a todos con exquisita corrección.

Su fe sencilla lo ha llevado a estar siempre disponible ante los servicios que la Iglesia ha podido encomendarle. Durante más de veinte años ha formado parte del Consejo diocesano de asuntos económicos de la Diócesis de Osma-Soria, donde ha puesto a su servicio sus amplios conocimientos técnicos y su extensa experiencia profesional.

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