La Diócesis de Osma-Soria celebró, el viernes día 8 de agosto, en Almenar el Día del Misionero Soriano. Más de 200 personas se reunieron en la Iglesia de la Virgen de la Llana acompañadas de numerosos sacerdotes y con el Obispo, Monseñor Abilio Martínez Varea, a la cabeza. El pueblo de Almenar se volcó con esta convocatoria a la que no faltó Monseñor Jesús Ruiz Molina, vinculado con La Olmeda, y obispo de Mbaïki en la República Centroafricana.
El día comenzó con una Eucaristía en la que nuestro obispo también destacó la festividad de Santo Domingo de Guzmán, patrono de la Diócesis junto a San Pedro de Osma. En la misma iglesia, varios misioneros sorianos daban testimonio de su labor.
El delegado de Misiones, Óscar Carrascosa, leyó en primer lugar una carta de Alberto Cisneros Izquierdo, sacerdote diocesano que hace apenas un año volvió a su primera misión en Esmeraldas, Ecuador. Cisneros contaba como es su labor en Esmeraldas con una especial atención a la protección de la infancia.
Jesús Ruiz Molina trabajó primero en Chad para después trasladarse a la República Centroafricana. Relató en Almernar como el país lleva inmerso desde 2013 en un conflicto armado que ha dejado a un tercio de la población desplazada y al 60 por ciento de los niños sin escolarizar. Desde su misión, atienden a un buen número de escuelas y estos días acaban de abrir un instituto. Don Jesús contó como es su trabajo con el pueblo pigmeo al que están expulsando de la selva privándolos de todos sus derechos. El prelado recordó que “el Evangelio produce vida y hay que sembrar esperanza ya en esta vida”, añade que “la gente sencilla cree y nuestra fuerza es la Fe de los pobres”.
En tercer lugar, tomó la palabra Javier Martínez Rodrigo, natural de Ólvega y formado en nuestro Seminario que trabaja en la zona norte de Brasil con el pueblo amazónico. Recuerda que esa parte cercana a Perú y Colombia es un santuario de vida con enormes distancias en las que aún hay muchos pueblos que no han contactado con los blancos alertados del trato posterior que reciben. Contó Javier que “allí hay que luchar para que tengan vida” y también por la ecología para mantener la selva amazónica y la diversidad cultural de los pueblos indígenas.
Emilio José Almajano es natural de Aldealafuente y lleva dos décadas en Camerún. Aseguró que “allí la misa es una fiesta, son comunidades muy vivas”, lamenta la corrupción generalizada de un país en el que llevan 42 años con el mismo presidente.
Desde su Castilruiz natal, Demetrio Jimenez lleva 24 años en Venezuela, un país con un enorme potencial económico, pero absolutamente empobrecido hasta el punto de tener bisturís para las operaciones. Demetrio lamenta que “todo el que puede se escapa de Venezuela y ya ha emigrado el 25 por ciento de la población”.
La dominica Maria Auxiliadora Hernández es de Castilruiz y lleva 30 años en Mozambique. Con gran alegría contó que son cuatro hermanos religiosos y como su lugar de destino tiene “una iglesia muy viva, con muchos bautismos y los seminarios llenos”.
También estuvo Paquita Puente que trabajó 51 años en Colombia y ahora sigue sirviendo en Barcelona. Además, tomó la palabra, el sacerdote Martín Zamora recordando los más de treinta años que cumplen ya estos encuentros. Entre los presentes estaba Juan José Rodrigo Soria, que junto a su compañero Jesús, se encarga de la recogida de papel por la Diócesis para destinar los fondos recaudados a los proyectos de los misioneros. En los últimos años se han conseguido 40.073 euros gracias a esta iniciativa que sigue buscando voluntarios para ampliar la labor.
El día terminó con una comida de hermandad presidida por el Obispo y el agradecimiento al pueblo de Almenar y su sacerdote, Jesús Muñoz, por la acogida.


















