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Diócesis de Osma-Soria

Carta del Obispo

CORAZONES ARDIENTES, PIES EN CAMINO

Octubre de 2023

Con este lema, tomado del relato de los discípulos de Emaús, del Evangelio de Lucas (cf. 24,13-35), Obras Misionales Pontificias celebra este año la Campaña del Domund el penúltimo domingo de octubre, como se viene haciendo desde 1926. Ser cristiano significa tener clara la misión que nos mandó el propio Jesús: Id por todo el mundo y predicad el Evangelio. De este mandato se deriva la esencia de la Iglesia: llevar el testimonio de Cristo a todas las personas, con el fin de que, conociéndolo, puedan vivir la esperanza de la liberación del amor de Dios. Todos podemos participar en esta tarea con nuestra oración, nuestro tiempo o con nuestra aportación económica.

Este día del Domund es la oportunidad de ayudar a la Iglesia universal en el sostenimiento y crecimiento del Reino de Dios. El dinero recaudado se dedica a mantener los 1119 territorios de Misión extendidos en todo el mundo. Es como la madre que ayuda a todos y cada uno de sus hijos según sus necesidades. No se puede ayudar a unos y olvidar a otros: todos son queridos por igual.

España ha estado siempre ligada a las misiones. De hecho, el Patrono de las misiones es San Francisco Javier, joven navarro que ha sido sin duda uno de los misioneros más grande que ha existido siendo llamado el “gigante de la historia de las misiones”. Nuestro país sigue siendo uno de los más generosos con las Misiones tanto en dinero como en personas. Actualmente son 10.000 los misioneros españoles.

El Domingo de Resurrección, los discípulos de Emaús (cf. Lc 24,13-35) tras el encuentro con Jesús resucitado se dicen “¿no ardían nuestros corazones?” y se ponen en camino para anunciar a Cristo vivo a todos aquellos que aún no han tenido la dicha de conocerlo. Así lo afirma el Papa Francisco en su Mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones 2023: “No es posible encontrar verdaderamente a Jesús resucitado sin sentirse impulsados por el deseo de comunicarlo a todos”. El Papa nos recuerda la progresiva transformación de los discípulos: corazones que arden, ojos abiertos y pies que se ponen en camino. Por eso nos anima a que “meditando sobre estos tres aspectos, que trazan el itinerario de los discípulos misioneros, podamos renovar nuestro celo por la evangelización en el mundo actual”:

  • Corazones ardientes: es el Señor el que toma la iniciativa, se acerca a los suyos y camina a nuestro lado. En palabras del Papa: “Hoy como entonces, el Señor resucitado es cercano a sus discípulos misioneros y camina con ellos, especialmente cuando se sienten perdidos”.
  • Ojos que lo reconocieron al partir el pan: Jesús resucitado es Aquel que parte el pan y al mismo tiempo es el Pan partido para nosotros. Nos recuerda el Papa Benedicto XVI: “La Eucaristía no solo es fuente y culmen de la Iglesia; lo es también de su misión: “Una Iglesia auténticamente eucarística es una Iglesia misionera” (Exhort. Ap. Sacramentum caritatis, 84).
  • Pies en camino: “la alegría del Evangelio llena el corazón y la vida de los que se encuentran con Jesús…Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría” (Exhort. Ap. Evangelii gaudium, 1). Se trata de hacer, en palabras del Papa Francisco, una Iglesia siempre en salida, porque “la salida misionera es el paradigma de toda obra de la Iglesia” (Evangelii gaudium, 15).

Todos los bautizados somos misioneros. Además de la aportación económica, podemos unirnos a la misión universal de la Iglesia con nuestra oración. Santa Teresita de Lisieux, patrona de las misiones, llegó a ser una gran misionera desde la clausura. Así que no podemos olvidarnos de los más de 700 conventos contemplativos que en España rezan por las misiones.

También podemos ayudar con nuestro tiempo. En España hay 1689 voluntarios que en las Delegaciones y parroquias trabajan en la sensibilización misionera. Quiero agradecer desde aquí la labor de la Delegación de Misiones, de los voluntarios sorianos que dan parte de su tiempo en ayudar a las Misiones y de todos los que se esfuerzan en entregar parte de su dinero para aquellos que tienen menos que nosotros. Sin olvidarme de nuestros misioneros sorianos a los que agradezco profundamente su entrega generosa y valiente. En mi viaje a Camerún pude comprobar cómo los misioneros han experimentado que el encuentro con el Resucitado es el que realmente ilumina nuestra vida.

Queridos diocesanos, dejemos que el encuentro con Jesús vivo encienda nuestro corazón, nos ilumine y nos transforme, de manera que seamos capaces de ponernos en camino y ser auténticos misioneros anunciando su misterio de salvación. Santa María del Camino, Madre de los discípulos misioneros y Reina de las misiones, ruega por nosotros.

Os bendice vuestro Obispo,



† Abilio Martínez Varea
Obispo de Osma-Soria